Soy Iria
Mujer. Gallega. Observadora incansable. Admiradora de la infancia y de la naturaleza.
Logopeda, doula, asesora de lactancia y BLW.
Especializada en acompañamiento emocional y pedagogías activas.
Desde hace diez años acompaño a peques y familias a encontrar más calma y conexión en su día a día.
Soy Iria
Mujer. Gallega. Observadora incansable. Admiradora de la infancia y de la naturaleza.
Logopeda, doula, asesora de lactancia y BLW.
Especializada en acompañamiento emocional y pedagogías activas.
Desde hace diez años acompaño a peques y familias a encontrar más calma y conexión en su día a día.
Mi camino
Todo comenzó mucho antes de estudiar logopedia. Siempre sentí una sensibilidad y una conexión especial con la infancia.
Y cuando llegó el momento de elegir carrera, solo tenía clara una cosa: quería dedicarme a algo relacionado con las niñas y los niños.
Elegí logopedia. O quizás fue ella la que me eligió a mí.
A un familiar muy cercano le diagnosticaron autismo, y desde ese momento comencé a interesarme por el lenguaje, la comunicación y las formas en las que acompañamos desde la palabra… y también desde el silencio.
Terminé la carrera. Y pronto comprendí que no podía acompañar el lenguaje sin mirar también lo que lo sostiene: el cuerpo, la emoción, el vínculo, el entorno.
Me formé en neuropsicopedagogía, pedagogías activas, acompañamiento emocional a la infancia, lactancia y BLW. Yo, cuando me sumerjo en algo, me sumerjo a lo grande. Y con cada paso, fui ampliando mi mirada e integrando lo que antes parecía separado. Acompañé en escuelas de educación viva, en gabinetes, en casas, en colegios y también en grupos de apoyo. Y confirmé algo que ya intuía: no hay aprendizaje sin vínculo, ni autonomía sin seguridad, ni desarrollo sin escucha.

Acompaño desde un enfoque que une lo emocional, lo comunicativo y lo cotidiano. Trabajo con familias que desean criar con sentido, con calma y con respeto.
Mi motor son las infancias respetadas. Y mi ancla, el pensar que de verdad hay otra forma de mirar y acompañar a la infancia (y a nosotras mismas).
Mi camino
Todo comenzó mucho antes de estudiar logopedia. Siempre sentí una sensibilidad y una conexión especial con la infancia.
Y cuando llegó el momento de elegir carrera, solo tenía clara una cosa: quería dedicarme a algo relacionado con las niñas y los niños.
Elegí logopedia. O quizás fue ella la que me eligió a mí.
A un familiar muy cercano le diagnosticaron autismo, y desde ese momento comencé a interesarme por el lenguaje, la comunicación y las formas en las que acompañamos desde la palabra… y también desde el silencio.
Terminé la carrera. Y pronto comprendí que no podía acompañar el lenguaje sin mirar también lo que lo sostiene: el cuerpo, la emoción, el vínculo, el entorno.
Me formé en neuropsicopedagogía, pedagogías activas, acompañamiento emocional a la infancia, lactancia y BLW. Yo, cuando me sumerjo en algo, me sumerjo a lo grande. Y con cada paso, fui ampliando mi mirada e integrando lo que antes parecía separado. Acompañé en escuelas de educación viva, en gabinetes, en casas, en colegios y también en grupos de apoyo. Y confirmé algo que ya intuía: no hay aprendizaje sin vínculo, ni autonomía sin seguridad, ni desarrollo sin escucha.

Acompaño desde un enfoque que une lo emocional, lo comunicativo y lo cotidiano. Trabajo con familias que desean criar con sentido, con calma y con respeto.
Mi motor son las infancias respetadas. Y mi ancla, el pensar que de verdad hay otra forma de mirar y acompañar a la infancia (y a nosotras mismas).